MANOS ARRIBA
El Reino (2018)
La primera vez que oí hablar de Rodrigo Sorogoyen, fue cuando dirigió al alimón con Peris Romano un film titulado "8 Citas". Allí, presenciamos una especie de Vidas Cruzadas con alarmante acento patrio. De aquel debut lo que realmente me llamó la atención no fue la película en sí, fue que la mitad de los actores de este país participaba en ella, imagino que de manera desinteresada... y pensé, joder estos dos tipos tienen más enchufes que la regleta del Challenger.
Le perdí la pista hasta que me enteré que Stockholm era suya, bueno, suya y de Borja Soler. Vi aquella película muchos años después de estrenarla en cines y lo que me encontré tiene mucho que ver con lo que luego ha plasmado en sus siguientes trabajos. La historia se me hacía eterna en su segundo acto, pero cerraba de una forma maravillosa. Aquella cinta dejaba un extraño sabor de boca que me hizo reflexionar. "Este tipo es interesante”, me dije, “hay que tener dos cojones para terminar así una película y que te salga bien".
"Que Dios nos perdone" fue su primer trabajo en solitario. Un thriller de los pies a la cabeza con el que entraba de lleno a jugar entre los grandes; presupuesto elevado, cadena poderosa detrás y un elenco de altura. La historia de un asesino en serie de ancianas al que dan caza dos polis: uno medio pirado y el otro tartaja. Vale, lo sé, en principio suena raro, pero firmó un auténtico peliculón con el que demostraba algo muy importante: Sí, podemos hacer cine negro de calidad con una ciudad como Madrid de fondo. Aunque ahora que lo pienso, Urbizu ya lo consiguió con su Santos Trinidad años atrás.
Unos carabineros entre compañeros de trabajo son el punto de partida de El Reino, guión firmado por el propio Sorogoyen y su alter ego Isabel Peña. Una peli que muestra el mundo de la corrupción tal como lo conocemos hoy en día, quizás demasiado bien. La verdad, no creo que el proceso de documentación haya sido especialmente complicado, teniendo en cuenta que este, nuestro país, está plagado de noticias sobre políticos que nos mangan indiscriminadamente año tras año. Además, lo hacen con una impunidad vergonzosa y humillante para un sistema judicial en estado de coma permanente.
El siempre sobresaliente Antonio de la Torre se nos presenta aquí como parte activa de un complejo entramado político diseñado para robar que acaba saltando a la luz y del que, sorpresivamente, resulta siendo el ingenuo cabeza de turco. Claro, como no podía ser de otro modo, este tipo decide tirar de la manta llevándose por delante a todos y a todo.
Los puntos fuertes de la peli son los ya conocidos: un guión sólido, con diálogos trabajados, realistas, espontáneos… unas interpretaciones en su mayoría, sobresalientes. Escenas, algunas de ellas, superdotadas. Personajes de carne y hueso, vivos.
Los negativos por desgracia, también me los conozco: metraje excesivo, dirección un tanto miope y una banda sonora electrónica que no me acaba de encajar.
No entiendo cómo Sorogoyen afronta la planificación técnica en algunas secuencias; planos sin sentido. Creo que Michael Mann y su Insider fueron el referente, no termino de ver dónde exactamente. Reconozco que algunas partes de la película me resultan excesivas, demasiada energía, eternas, parecen de corta y pega, no sé qué hacen ahí... es como un chute de adrenalina que no viene a cuento. Me sorprende porque, en su anterior film, cada secuencia estaba medida a la perfección, había una coherencia que no encuentro aquí.
El Reino es una película necesaria, deberíamos ponérsela a más de uno y de dos. Creo que Sorogoyen llegará lejos con ella y me alegra, porque estamos faltos de buenos guionistas.
Ésta además, es la primera vez que acudo durante la fiesta del cine a ver una peli. He pagado 3 euros pero, en este caso, hubiera puesto gustoso los 10 pavos que cuesta una entrada en esta ciudad encima de la mesa. Y no, no hubiera sido un robo... no al menos en esta ocasión.