UN GENIO ENTRE NOSOTROS
Ennio Morricone
Imagino que no debe ser nada fácil hacer una película documental sobre un genio que ha sobrevivido 92 años en este, nuestro mundo.
Presencio durante más de dos horas, que se hacen un pelín largas todo hay que decirlo, el nacimiento y posterior evolución de un músico gigante
Ennio Morricone es, sin lugar a ninguna duda, el mejor compositor de música junto a John Williams que ha conocido el siglo XX. Se llega a decir aquí que con él, de algún modo, nació la composición de música cinematográfica. No exageran.
Descubro que puso a disposición todo su talento con un solo objetivo en mente; demostrar que la buena música no entiende de categorías ni de estereotipos. Que puedes hacer música para un spaghetti-western y ser eterno, igual que lo es Mozart o Beethoven. Repudiado por los suyos por considerarlo menor al refugiarse en el séptimo arte como escapatoria natural, demostró a todos los que le rodeaban y de paso al Universo entero, que sus obras serán las que se escuchen dentro de 300 años. Solo le costó una vida conseguirlo.
Sus inicios como arreglista de todo tipo de canciones y temas para la RAI sólo probaban que una estrella había nacido, era inminente su explosión. Sólo hizo falta que llegara otro fuera de serie para exigirle que abriera sus alas y echara a volar. Junto a Leone escribió bellezas absolutas para algunos de sus westerns, pero sobre todo para su Erase una vez en América.
Con Cinema Paradiso llegó al corazón más profundo que nadie, brindándonos el mejor final para una película jamás filmado. Cuando llegó Joffe para ofrecerle La Misión, ya con sus capacidades al máximo nivel, se superó a sí mismo y nos regaló la partitura más preciosa que ha visto el cine hasta hoy. Imposible no emocionarse al escucharla. Desde luego si hay un Dios, había decidido tocar a este hombre.
Como el ser humano es necio por naturaleza, le negó el merecido Oscar una y otra vez hasta que la vergüenza se hizo insoportable. Le honraron con uno honorífico porque pensaban que ya no daría más por saco, sin embargo, lo ganaría por Los Odioso Ocho, demostrando que seguía en plena forma con sus más de 80 palos.
Su música es cultura popular allá por donde pasa. Llega a todos por igual de una forma directa, sin rodeos. Metallica empieza sus conciertos y los acaba con su Ecstasy of gold, y jóvenes y no tan jóvenes tararean las notas mientras recorre por sus mentes un Tuco Benedicto Juan María Ramírez desesperado por encontrar a Arch Stanton entre mil y una tumbas.
Mención especial por su partitura para Los Intocables, que es otra maravilla. Hay que tener dos cojones para poner la música que puso para la secuencia de la escalera en la estación de tren. Bueno, ¡hay que ser Eniio!
Desde el fondo de mi corazón, ¡gracias señor Morricone por los servicios prestados!.