LA SEÑORA ROSA
Rosa Peral
Por todos es sabido que la crónica negra española es extensa y variada a más no poder.
El crimen de la Guardia urbana es sin lugar a dudas, uno de esos que quedarán en nuestras memorias por los siglos de los siglos, amén. El típico caso de una mujer joven, guapa, con un ego como la copa de un pino, que decide quitarse de enmedio a un hombre porque le estorba. Para ensuciarse lo menos posible, utiliza al típico pagafantas que se embarca en este viaje a los infiernos solo por amor.
Lo sé, muy visto. Sin embargo, el carácter promiscuo de su protagonista lo elevó varios niveles por encima del resto. Que el sexo vende no es nuevo, si encima mata, imaginaros.
Aprovechando que aparecía El cuerpo en llamas, una serie de 8 episodios sobre el célebre asesinato que respeta la versión oficial y que cuenta con una Úrsula Corberó en estado de gracia constante, Netflix estrenó al alimón un documental titulado: Las cintas de Rosa Peral.
Bien es cierto que la famosa plataforma no se caracteriza por la calidad de sus trabajos sobre casos especialmente mediáticos. A excepción de El caso Alcasser, el resto son bastante flojos. Este en concreto además, es vergonzoso.
El documental aprovecha una serie de entrevistas de la Peral desde el talego para pintar el juicio como algo que emana dudas más que razonables. Para ello cuenta con un periodista que llega a afirmar que Rosa Peral no ha sido juzgada justamente, ¡con dos cojones!. Incluso utiliza el testimonio de una abogada penalista que dice no entender la estrategia de la fiscalía al intentar ahondar en la vida privada de la acusada, es más, se deja caer que esto le ha pasado exclusivamente por ser mujer. No hay más preguntas, señoría. Un apunte, el fiscal de este caso hizo un trabajo SOBRESALIENTE. Revisen el juicio.
Yo entiendo a su abogada. A ver, no va a decir que es culpable frente a las cámaras, estaría bueno. Entiendo que diga que no hay móvil, aunque para el resto esté más que claro: mantener perpetua la custodia de sus hijas y joder al padre de paso. Ahora bien, que llegue a exclamar que se la haya sentenciado sólo por conjeturas e indicios, es de traca. Imagino que esta señora pensará que la única manera de tener certezas en un crimen, es grabándolo en 4k y que los asesinos saluden a cámara al terminar, pero es que la vida no es así, lo siento.
Rosa Peral y Albert Lopez tramaron el asesinato de Pedro Rodríguez y lo ejecutaron de la peor de las maneras posibles: a lo cutre, en casa de uno de ellos y con dos testigos en el piso de arriba. Cayeron en un sinfín de errores impropios de un policía, como era su caso. Han sido grabados, localizados y fotografiados. Esta señora es una mentirosa patológica de libro, una mujer capaz de llevarse la vida de otra a sangre fría, manipuladora, inestable y un largo etcétera más que no me apetece escribir, bueno pues llega este documental y blanquean su imagen, mostrándola como una persona que está sufriendo, que lo está pasando fatal en la cárcel… ojo, que sale maquillada y con los anillos puestos, ¡Viva las cárceles españolas!. Por cierto, ha sido trasladada en al menos 4 ocasiones por mal comportamiento. Dicen que hasta ha tramado el asesinato desde prision del padre de sus hijas utilizado a sicarios….pero oye, ¡que injustos estamos siendo con ella!. Madre mía, qué país, qué tele…
Rosa sigue proclamando que es inocente. Que Albert la obligó a hacer todo lo que hizo. Que quiere que sus hijas la vean como una víctima de esta justicia podrida que tenemos…que quiere que le pasen caramelos cuando la visiten, como el resto. Mira Rosa, ¿sabes a quién no le van a pasar más caramelos jamás?, al pobre de Pedro Rodríguez. Su hijo se ha quedado sin padre y sin nada que entregarle. El padre de Rosa aparece también, y dice que su hija es inocente. Sí, el mismo que mintió por su hija para darle una coartada. Es que es acojonante todo el documental este…es que me cabrea. Me indigna. ¿Qué pensará la familia de la víctima?, es que es de un mal gusto gigante.
La misma abogada penalista que he mencionado antes, afirma que su comportamiento pasivo después del crimen de su pareja e incluso días antes del mismo, es normal en mujeres que no quieren problemas. Debe ser normal mandarse fotos en ropa interior con un anillo en cada mano, uno por cada hombre que comparte su cama. No entiendo nada.
También es cierto que esta mujer no puede confiar mucho en las instituciones jurídicas de este país, sufrió una injusticia tremenda con el caso de la pornovenganza. Ya sabemos, policía protege a policía. Ella entró ya sentenciada al juicio, él con un ascenso. Asi es dificil tener fe en algo.
Termina el documental con una Rosa apenada, porque no ha podido estar en casa cuando murió su madre. Lástima, me temo que tampoco lo estará para muchas otras cosas, saldrá cuando tenga 61 años. A lo mejor para entonces, dice la verdad de una vez por todas.
Solo puedo expresar mi decepción y mi asco por este tipo de productos y confío que no se vuelvan a repetir nunca más.