CONTRADICCIONES
Escape (2024)
Todo lo que hace Rodrigo Cortés me parece tremendamente contradictorio.
Me explico, si bien es cierto que se trata de un tipo brillante cuando habla o cuando escribe, esas cualidades parecen desaparecer cuando se expresa a través de una cámara. Y eso que como montador me parece un tipo más que resolutivo.
Buried fue un peliculón, pocos podrían haberla sacado adelante como él lo hizo, pero me temo que fue solo un espejismo. Su filmografía está repleta de films que se salvan por los pelos. Mención aparte merece su cinta Blackwood, protagonizada por Uma Thurman y que es una auténtico esperpento, ni él la menciona en sus múltiples entrevistas.
Esta ESCAPE salva los muebles de milagro. La primera contradicción aparece pronto. Me sorprende ver el nombre de Martin Scorsese en los créditos. No acierto a comprender cómo ha llegado hasta allí. Entiendo la relación de admiración del trabajo de uno de ellos por el otro, pero poco más. Que Scorsese se haya metido en este berenjenal me parece dantesco, como la cinta, vamos.
¿De qué trata?. Básicamente nos narra la historia de un pobre hombre, interpretado y defendido dignamente por Mario Casas, que al sentirse culpable por la muerte de su mujer e hijo no nato en un accidente de coche, se queda en la otra orilla. A medio camino entre la locura y la razón. Desde ese instante, lo único que ansía en la vida es castigarse por ello, y por tanto inicia un camino de autodestrucción y delitos con el único fin de acabar metido en prisión de por vida. En principio, la premisa parece interesante.
El primer acto parece funcionar. Es cuando entra en la cárcel cuando todo se derrumba como un castillo de naipes. Cortés se esfuerza tanto en que no nos tomemos demasiado en serio lo que vemos, que llega un momento en el que no te crees nada, absolutamente nada. Y así, se repite hasta la saciedad. Su surrealismo se convierte en otra cosa y, sorpresa, no le funciona.
Desmonta la cinta en 7 actos, divididos por los nombres de los siete enanitos, solo él sabrá por qué. Imagino que queda cool. Ya os digo que sus famosas metáforas no se entienden aquí.
Si inclasificable era el calificativo que buscaban, desde luego lo han conseguido, no hay por donde coger lo que ves…no sabes si tienes que reirte, si llorar, si preocuparte por lo que ves, nada… En fin, otra contradicción más en su extensa filmografía.