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EL MITO

EL MITO

Blonde (2022)

Hay dos formas de enfrentarse a un biopic de este calibre. Uno: puedes dejar que la cámara siga al personaje limitándose a mirar detrás de la cortina o, puedes directamente, transformar cámara y personaje en un solo ente. En la misma cosa. No solo miras, sientes.

Andrew Dominik entre susto o muerte, elige lo segundo y se lanza al vacío para contar la vida de uno de los mitos más grandes que han pisado nuestro planeta: Marilyn Monroe. Ya de paso, conoceremos a Norma Jean, que no, no son la misma persona. Poco o nada que ver tiene que ver la una con la otra.

Más o menos como nuestro Joselito, o nuestra Marisol, como tantos otros, durante dos horas y media, BLONDE nos narra las idas y venidas de un juguete al que han utilizado, maltratado, violado, roto en  última instancia. Que no ha hecho más que sufrir desde que llega a este mundo plagado de cabrones sin escrúpulos.

Dominik nos muestra una Marylin psicológicamente destrozada, inestable, sumisa, resquebrajada. La búsqueda constante de una figura paternal ausente marcará su vida y sus actos, la convierte en un ser enfermo, es una bomba a punto de estallar, una cuenta atrás hacia el abismo.

Como compañera de viaje en este tren al infierno elige a nuestra Ana de Armas. Una actriz con una carrera fulgurante, que pasó de hacer El internado de Antena 3 a Blade Runner 2049 con Ryan Gosling y Villeneuve. Sorprendente. De Armas es una actriz especialmente dotada para el drama, es cierto que tiene momentos espectaculares, no sabes si estás realmente viendo a la Monroe o a ella. Ha puesto toda la carne en el asador, y se nota. Sale de un papel tremendamente difícil con nota y no me extrañaría que la nominaran a un Oscar. Me haría feliz, porque tengo la sensación de que el rodaje ha debido ser más que duro. 

Esta película ha llegado directamente a Netflix, lo que significa que todo el cotarro efectista montado por Dominik y su equipo se desploma porque, al ser un film hecho para saborearlo en pantalla grande, cuando lo ves en casa o en tu móvil, la sensación ya no es la misma. El director encierra a su personaje en un ratio de 4:3 el 90% de la película, la asfixia, la oprime, no la deja respirar. Para cuando la libera utilizando el scope, o cualquier otro formato panoramico, ya es tarde; que si planos en blanco y negro cuando le sale del nabo, que si ralentizados de la falda volando desde 40 angulos, que si bocas engrandecidas por ordenador, que si caras pixeladas, que si zooms a discreción... ¡Joder que batiburrillo sin orden ni control!. Entiendo el porqué, pero no siempre le funciona. Es como si el director quisiera más protagonismo que su personaje. Acojonante, lo primero que te enseñan en la Facultad, a la mierda. Es cierto que la pelicula se mueve entre la frágil linea que delimita sueño y realidad, pero aqui se la pasa tres pueblos.

Me encanta la parte en que Marilyn vive un trío con el hijo de Chaplin y su pareja. Su música convierte esos minutos realmente en algo hipnótico.

Estructuralmente es una película con claroscuros. El último acto es apresurado, prácticamente se la quita de encima. El resto funciona a pesar de los cientos y cientos de efectos malabares.

Me ha gustado porque es una película valiente: si tiene que sacar un primer plano de una polla, lo hace, si tiene que decir que su primer marido la hostiaba, lo hace, si tiene que decir que JFK no es lo que pensábamos, lo dice. 

Auguro buenas noticias para esta cinta y celebro su libertad creativa. ¡A por más!.