VACÍO
El castigo (2022) Juanan Martínez
Hace pocos días me llegó un recordatorio en Facebook. Decía que, seis años atrás, iniciábamos en el Parque del Capricho la preproducción de nuestro siguiente proyecto. La poderosa imagen de un laberinto desde un punto de vista cenital, atormentaba mi mente, se convirtió casi en una peligrosa obsesión. Seis años persiguiendo esa quimera, ni más ni menos.
Aunque Madrid y su parque nos dijera que no, la preproducción del primer intento de rodaje de EL CASTIGO avanzó relativamente rápida. Sin embargo, cuando nos disponíamos a iniciar el rodaje en Cantabria el director de foto nos dejó tirados. Fue la primera vez en nuestra historia que decidimos cancelar un proyecto en UnderSound.
Hasta el segundo intento pasaron muchos meses. Durante ese tiempo ensayé muchísimo con Pedro, Dani y Camino, la familia protagonista, y a pesar del Covid y sus malditas olas (y restricciones) conseguimos levantar el rodaje una vez más. Un rodaje complicadísimo en el que había un equipo mínimo, éramos 10 personas, con mucho miedo acumulado y demasiadas horas por delante. A pesar de un ambiente nada fácil, conseguí llevarme todos los planos que necesitaba y por primera vez sentí que en aquellos discos duros se cocía algo especial.
Como la variante de turno lastró que pudiéramos terminar el prólogo y el epílogo en el laberinto de Villapresente, en Cantabria, aproveché para iniciar el montaje. Tardamos más de cuatro meses en cerrar una versión convincente. Hay un famoso dicho en el mundillo del cine que avisa: “cuando haces una película, en realidad haces tres: la que escribes, la que ruedas y la que montas”. Os aseguro que este corto hizo honor a esas sabias palabras.
En plena recuperación de un aquiles roto, empujé todo lo que pude para cerrar el rodaje del corto. Fue justo un año después de terminar el principal en Madrid. A Villapresente subimos el único día que nos dejaron, el 28 de junio de 2021. No he visto tantos partes meteorológicos en mi vida. Partes que, por cierto, en esa zona no valen para nada. Ese rodaje fue más agradecido, y una vez que la lluvia nos dio tregua, lo disfruté como un niño. ¡Gracias Kike por tu apoyo, pero sobre todo GRACIAS Almu por ser esa pata que me faltó tanto tiempo!.
Teníamos un mes para cerrar el montaje puesto que empezaba sí o sí los efectos digitales en Septiembre. Sin fuerzas, cansado, con los nervios a flor de piel y muy mosqueado, me tocó hacerlo a mí solo en semana y media.
Miguel Ángel llegó a mi vida hace mucho. Y aunque llevábamos mucho tiempo sin hablar, se decidió sin pestañear a ayudarme durante una fase del proyecto en la que ya no podía más. Lo hizo de una manera profesional, sin quejarse ni una sola vez.
Sobre los efectos digitales de este corto solo puedo decir que Jose Manuel, profesor de 3D sin experiencia en cine, hizo el mejor de todos para evitar que “estallara la cabeza” a algunas personas.
La sonorización se cerró cómo se pudo y cuándo se pudo. Víctor me regaló su tiempo, su trabajo y me demostró que siempre estará ahí, pase lo que pase.
Ahora que todo ha terminado, debería sentir alivio, pero no es así. Siento vacío. He estado tanto tiempo haciendo esto que no sé qué sentir. Supongo que estoy agotado emocional y mentalmente. Tampoco sé lo que le espera a este corto, ni hasta dónde nos llevará, sólo sé que he hecho la mejor peli que he podido. Y si fracasa, será sólo y exclusivamente culpa mía, porque mi hermano me ha dado todo lo que le he pedido para llevarlo adelante. Como siempre: GRACIAS.
Puede que, tras seis años, el milagro de EL CASTIGO haya sido simplemente eso, existir. Terminarlo. Y ahora que la niña está lista, ¡ale, a caminar!.