INDIANA
Bien es cierto que mi generación, nací en 1977, ha sido testigo de grandes sagas a lo largo del tiempo. Nosotros asistimos ojipláticos al inicio de hits como Star Wars, Terminator, Alien, Rocky, Matrix, Regreso al Futuro… y como no, Indiana Jones.
Aquella primera película que George Lucas regaló a un Spielberg que quería rodar una de Bond y que por entonces andaba tocado por los dioses, se convirtió rápidamente en una obra maestra y, además, en el punto de partida de algo importante para el público y tremendamente rentable para los estudios.
De los tres films proclamados originales (El arca perdida, el Templo maldito y la Última Cruzada) me quedo con la originalidad y valentía de la primera, la oscuridad de la segunda y la emotividad y el humor de la tercera, me es imposible decidirme por una de ellas, todas son magníficas. El problema llegó con La Calavera de Cristal. En 2008, Lucas y Spielberg deciden darle a Indiana un hijo para perpetuar la saga y recuperar, sin medir las consecuencias, a un personaje femenino como Marion. Aquello terminó como el Rosario de la Aurora. Los ovnis y los extraterrestres terminaron de destrozar una película muerta desde que nació. No había por donde cogerla.
Este fin de semana asistí al cierre definitivo de un personaje que nos ha acompañado durante mucho tiempo. Harrison Ford, un tipo de 80 años, vuelve a ponerse el traje del famoso arqueólogo dispuesto a terminar con el mito de una vez por todas. Dirige un tal James Mangold, un tipo que filma plagiando a Spielberg hasta en los créditos. Es más, me quitan su nombre del rótulo de dirigida por y me ponen el de Spielberg y me lo creo. ¿La historia?, pues más de lo mismo: un obsequio perseguido por los malos malísimos, los nazis, y una carrera a contrarreloj para hacerse con él. Punto. Tampoco vamos a pedirle la profundidad de El padrino, las cosas como son.
Los primeros veinte minutos aparece un Indy rejuvenecido por ordenador que sigue siendo cutre, se nota mucho que es ordenador. La tecnología avanza pero no convence, al menos no aún, no aquí. En ese tren con claras referencias a la secuencia inicial rodada por el malogrado River Phoenix, se presenta el antagonista de la función, una especie de Bellocq interpretado por Mads Mikkelsen. El danés vuelve a ser de lo mejorcito de la función. Para acompañar a nuestro héroe por Nueva York, Sicilia y Tánger aparecen unos secundarios que lastran la función a cada minuto que pasa. Phoebe Waller-Bridge se presenta como la hijastra del Doctor Jones y, supongo que será porque odio Fleabag, pero el único talento que nos muestra durante toda la función es su maravillosa sonrisa y su elegante comicidad. A nivel dramático es comparable a un jarrón etrusco interpretando Shakespeare. También aparece en escena Ethann Isidore, un chavalillo al estilo Tapón, que interpreta a un ladronzuelo marroquí (no digo nada más al respecto). Bueno pues este niño de 10 años, aprende a despegar y volar un Cessna o lo que sea, gracias a los consejos de un piloto durante una secuencia en una subasta que dura 1 minuto exactamente, en la que hablan así porque sí, de flaps y slats. ¡Con dos cojones!, como si pilotar solo fuera eso. En fin, no voy a comentar más eso porque ya me descojoné bastante…
Durante las más de dos horas que dura la función vemos algunos momentos que funcionan muy bien: Jones hablando sobre qué fue de su hijo y de su mujer o aquellas con nuestro Antonio Banderas, que como siempre, hace de simpático mejor que nadie. La llegada al Dial de Arquímedes, el mcguffin de la función, también es una buena secuencia y la música de John Williams acompaña de un modo sobresaliente, como no puede ser de otra forma. Los fallos, muchos y de todos los colores, por desgracia. Se juega poco o muy poco con el nivel emocional del personaje, cuando se está despidiendo de toda una generación. Un tipo con un pasado tan potente, debería poder haber dicho adiós de otra forma mucho más potente, la verdad. No era tan difícil.
Veo errores de raccord irreconocibles para una producción de Hollywood al estilo: entro de noche en una localización y 3 minutos después son las 3 de la tarde, no entiendo donde estaba la script ese día, tomándose algo con Mangold, imagino. La película fuerza demasiado con las secuencias de acción, no para de meterlas con calzador, parece Fast and Furious pero con caballos y tuk tuks.
El final es lamentable, la verdad es que no daba crédito. El viaje temporal es ridículo y no tiene ningún sentido. Me apena porque estos personajes son casi de la familia. Como bien dice mi amigo Jorge, quien al terminar la proyección, y con ambas manos en la cara, espetó: “ME HAN JODIDO A MI HÉROE”. Yo no fui tan dramático, pero me dispongo a marcar otra equis en forma de: SAGA JODIDA, de nuevo.
En fin, como ya no queda nada más que destrozar, podemos decir que al menos eso nos llevamos, no habrá más disgustos.